Un 15 de junio, como hoy, pero de 1918, los y las estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba se rebelaron ante un modelo de educación elitista y dogmático.
Fuimos los y las jóvenes quienes fuimos protagonistas, irrumpiendo en las aulas con una nueva actitud, llena de ideas, de programas y de propuestas. Pero no solo fueron cambios internos, sino que La Reforma Universitaria trajo la idea de una nueva Universidad, abierta a la Sociedad, comprometida con el presente, protagonista del futuro y ejemplo a seguir en todas las demás Universidades del país y América Latina.
Las reivindicaciones reformistas bregaban por la renovación de las estructuras y objetivos de las universidades, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el ingreso irrestricto a estas, el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, la libertad de cátedra, el compromiso con la realidad social y la participación del claustro estudiantil en el gobierno universitario.
Articulando democratización política con igualdad social, combinando democracia con desarrollo, la Universidad se convertiría en un actor fundamental de las transformaciones sociales.
Actualmente, muchos son los intentos de reducir y desprestigiar el rol protagónico de la Universidad Pública y de los y las estudiantes para el desarrollo de nuestra sociedad. Ejemplo de esto son las políticas implementadas por un gobierno neoliberal que solo busca desarticular las estructuras educativas por medio del desfinanciamiento y las operaciones mediáticas tendientes a cuestionar su importancia.
Por eso estamos de pie, como hace 101 años, defendiendo la Educación Pública. Convocamos a todas y todos los estudiantes, a seguir transformando realidades y lograr una universidad que forme profesionales comprometidos y comprometidas con la sociedad.